Cómo hacer un éxito de ciencia-ficción en cinco lecciones

Ciencia Ficción Británica

El artículo de hoy viene de la mano de Javier Meléndez en Yorokobu

Ahora que la ciencia ficción está muy en auge y las series también nos ha parecido interesante su artículo ofreciendo 5 puntos claves que descubre en la ciencia ficción británica actual y su comparación con la ciencia ficción norteamericana.

Muy interesante para guionistas y directores que pueden contar historias sin necesidad de grandes efectos especiales.

«¿Cuáles son los ingredientes para una serie de ciencia ficción en televisión? Aquí os damos algunas pistas…

Ciencia Ficción Británica

Black Mirror, Utopia, In the flesh… la última hornada de las series de ciencia ficción británica convence a la crítica y a un amplio sector del público a contracorriente del “diagnóstico” de George R. R. Martín:

“La ciencia ficción ha perdido preponderancia respecto a la fantasía porque ya nadie cree en el futuro”.

La ciencia ficción estadounidense es la que parece en decadencia con sus producciones más o menos esperanzadoras, ensaladas de tiros y argumentos ajenos a la realidad (monstruos, extraterrestres, científicos locos…). La última ciencia ficción británica está pegada a la realidad. Los protagonistas son tan corrientes como turistas ingleses. No hay concesiones al espectador. Las balas están contadas. No hay persecuciones en coche. No hay monstruos. Lo que cuentan podría pasar.
Ciencia Ficción Británica

En las series USA las víctimas mueren en la primera secuencia. En las series británicas las víctimas son las protagonistas.

Por lo general, en las series USA los protagonistas son funcionarios del FBI o secretas agencias gubernamentales. Las historias se desarrollan con interrogatorios, persecuciones, tiros y escenas de amor. Los personajes pueden caer simpáticos, pero a fuerza de un capítulo tras otro. En cualquier caso, no hay una identificación entre los espectadores y los protagonistas.

Las series británicas consiguen que el espectador se identifique inmediatamente con los protagonistas, personas corrientes con vidas corrientes que son obligadas a vivir situaciones anómalas. Incluso en escenarios irreales como en Quince millones de méritos (Black Mirror) la realidad se cuela: personas que trabajan horas y horas por un mísero sueldo, con la televisión como único entretenimiento y esperanza…»

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