¿Quién no conoce a Sylvester Stallone?
Sylvester Stallone ha dado vida a dos importantes personajes del cine: Rocky Balboa, el humilde boxeador de Filadelfia que vence contra pronóstico y superando la adversidad, se convierte en campeón; y Rambo, un atormentado ex veterano de la guerra de Vietnam, especializado en guerrilla, supervivencia y combate.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas en su vida. Stallone es el claro ejemplo de sacrificio, lucha por un ideal, por un sueño ya que, como en una película, su vida ha estado llena de obstáculos y momentos difíciles.
El mundo del cine, o de la televisión, no es fácil. No hay nada en este mundo fácil. Pero aquellos que tenemos claro cuál es nuestro sueño y que lo perseguimos con constancia sabemos que hay pocas profesiones más gratificantes porque las películas son un medio maravilloso para contar esas historias que nos impactan, que nos llegan al alma, que vivimos y que queremos compartir.
Este fue el caso de Stallone con Rocky, contó su vida a través de una película de deporte. Esta es su verdadera historia de lucha, confiamos te inspire a luchar por tus sueños con más fe que nunca:
De familia humilde fue expulsado continuamente de cuantas escuelas a las que acudió. Su físico musculoso le permitiría sin embargo seguir estudiando gracias a becas por motivos deportivos. En los cursos de teatro de la Universidad de Miami le recomendaron dedicarse a otra cosa ya que la interpretación no era lo suyo aunque finalmente consiguió un papel principal en la película «The Lords of Flatbus» en 1974 mientras trabajaba en diversos empleos para poder mantenerse.
Las agencias de casting le rechazaron más de 1500 veces y aunque apareció como extra en algunas películas su cuenta corriente menguaba por momentos. Su mujer la animaba a abandonar su sueño y buscar un «trabajo de verdad» algo que él sabía le apartaría de cumplir lo único por lo que vivía.
El dinero, o mejor la falta de él, comenzó a ser un grave problema y el destino le llevó a la biblioteca pública de Nueva York para protegerse del frío reinante en la ciudad. Casualmente (las casualidades no existen), un lector dejó un libro de Edgar Allan Poe sobre una mesa. “Poe me hizo salir de mi mismo, me hizo pensar como puedo tocar a otras personas, a no preocuparme tanto por mi mismo” y le inspiró a escribir guiones según comentó en una entrevista a Anthony Robbins. Finalmente vendió su primer guión: Paradise Alley pero los 100 dólares conseguidos no le sacaron de la pobreza así que vendió las joyas de su mujer lo que provocó su separación.
Sin mujer, sin dinero y sin comida sólo le quedaba Butkus, su perro.
En la calle decidió vender lo que más amaba y lo hizo por 25 dólares en lo que fue «el momento más triste de mi vida, me di la vuelta y me puse a llorar»
15 días depués (recuerda:las casualidades no existen), viendo un combate de boxeo entre Muhamad Alí y Chuck Wepner, (desconocido boxeador que puso contra las cuerdas al campeón mundial), la cabeza de Stallone dio un brinco y comenzó a escribir sin parar. Lo hizo durante un día entero, de continuo. Tenía el guión de Rocky en un tiempo record. Ahora quedaba venderlo.
Sus intentos fueron en vano, agencia tras agencia fue rechazado recibiendo todo tipo de críticas ( que él minuciosamente anotaba…y posteriormente leería al recibir el Oscar ). Finalmente le ofrecieron 125.000 dólares por él pero además de dinero Stallone quería protagonizar la película algo a lo que los productores no estaban dispuestos ya que preferían estrellas consagradas. Stallone rechazó la venta al no estar dispuesto a dejar de cumplir su sueño a pesar de estar arruinado. No quiso vender su sueño.
Y recuerda, las casualidades no existen. Si te encuentras leyendo este artículo hay un motivo. En Septima Ars te ayudamos a cumplir sueños.